El concepto de una tabla autopropulsada por un motor no es ninguna novedad. Existen publicaciones de patentes desde hace más de medio siglo, pero no ha terminado de implantarse un producto que lo lleve a la realidad como un deporte más. Entonces, ¿qué es lo que ha cambiado en los últimos años para que esto sea posible?
Los grandes esfuerzos que comenzaron haciendo los fabricantes de dispositivos electrónicos portátiles y a los que se han sumado los fabricantes de vehículos eléctricos han impulsado considerablemente la tecnología de almacenamiento de energía eléctrica.
La densidad de energía que podemos almacenar actualmente en las baterías y la alta potencia que pueden entregar abren camino hacia aplicaciones que hasta ahora no eran viables. El compromiso que se ha alcanzado en el watio/hora por kilo ha desbloqueado el desarrollo de multicópteros, e-bikes, patines eléctricos,… y nuestra elección: las tablas eléctricas.
Por otro lado, la elección de un sistema eléctrico nos aporta una flexibilidad de diseño muy superior a los motores de gasolina.Esto nos da la posibilidad de adaptar la configuración del equipo a las demandas del nuevo deporte en sus diferentes estilos.
En Aquila somos conscientes de la importancia de entregar un equipo robusto, con un mantenimiento realmente sencillo y accesible. Para conseguir este objetivo la solución 100% eléctrica ha jugado un papel decisivo.
